La retinosis pigmentaria es una enfermedad ocular de carácter degenerativo y hereditaria que produce una grave disminución de la capacidad visual, y que en muchos casos conduce a la ceguera.

El hecho de que sea genética no excluye de que cualquiera pueda padecerla, ya que hay muchos casos, cada vez más, en que la enfermedad se manifiesta de forma espontánea (ninguno de los padres o familiares cercanos la padece). Por eso es muy importante conocer los síntomas iniciales de la enfermedad para poder diagnosticarla y ponerse en manos de especialistas.

Aunque se nace con la enfermedad, ésta es raro que se manifieste antes de la adolescencia. La persona afectada no es consciente de su enfermedad hasta que ésta se encuentra en fases avanzadas. Imagen de ojo con Retinosis Pigmentaria.

Los síntomas más frecuentes en las Retinosis Pigmentarias son:

  • Ceguera nocturna como deficiente adaptación a la oscuridad o lugares poco iluminados
  • Campo de visión limitado como pérdida de visión periférica. Para poder ver los objetos circundantes hay que girar la cabeza. Es la llamada visión “en túnel”
  • Deslumbramiento como molestias ante excesiva luminosidad, haciéndose necesarias gafas de sol especiales
  • Pérdida de agudeza visual, que es la capacidad de ver los objetos con nitidez. La pérdida de ésta no es corregible de ninguna manera.
  • Pérdida de contraste y de distinción de colores.

Es muy importante saber que no todas las Retinosis Pigmentarias son iguales ni conducen a la misma pérdida de visión.

En España el número de afectados/as supera los 15.000 personas, estimándose en 60.000 las personas portadoras de los genes defectuosos y por tanto posibles transmisores de esta enfermedad.

En cada persona es diferente. Hay personas con 60 años que pueden leer titulares de periódicos y jóvenes con 18 años que no lo pueden hacer.

Por lo general suele haber periodos (incluso de años) en los que la agudeza visual y el campo varí­an muy poco. Pero la pérdida visual, aunque pequeña, suele ser continua.

La causa de esta enfermedad está en la muerte de dos de las células que forman la retina, los conos y los bastones. Los primeros son los encargados de la visión en color y se encuentran en gran número en la mácula, y por lo tanto son también en los encargados de la visión central. Los bastones son los encargados de la visión en blanco y negro y la visión nocturna. Son más numerosos en la partes más alejadas de la mácula.